Coincidiendo que estamos de lleno en plenos Juegos Olímpicos, algunos aspectos de los mismos, me sirven de ejemplo para poner de manifiesto lo bien que saben algunos hacer los ¨deberes¨ y lo mucho que podríamos aprender otros, precisamente en la fase mas compleja del proceso de compra como es el momento de decisión de la compra en si.
Si tuvisteis la oportunidad de ver la fabulosa ceremonia de inauguración de los Juegos, entenderéis muy bien mi razonamiento. La misma fue todo un ejercicio de cómo en tres horas se puede/debe presentar un producto y de cómo poner de acuerdo a casi todo el mundo. Es decir, si la ceremonia hubiese sido algo que se pudiera comprar, el sentimiento unánime seria de…¨te lo compro!!¨.
Una de las frases que he escuchado y que mas me ha llamado la atención ha sido: ¨¡Espléndidamente británico!¨ . Tiene fuerza ¿verdad?. Por si sola ya nos da una idea del grado de identificación y coherencia que tiene lo que presentaron. Estos dos adjetivos deberían ser de obligado cumplimiento en todos los productos o servicios que nuestra organización ofrezca. Por desgracia esto no siempre ocurre y muchas veces por tal de generar una venta, perdemos el norte y lo que es peor, nuestras misión y visión institucional lo que irremediablemente te lleva a no saber finalmente quien eres o a que te dedicas. Es decir, si eres británico, vende algo británico!
Otro de las conclusiones que saco, es la importancia de creer en lo que uno hace para que los demás crean en ti. Me explico; El argumento de toda la ceremonia giraba en torno a la cultura anglosajona, a la evolución de la misma y al reconocimiento a cualquier símbolo o figura que haya tenido alguna repercusión en la isla o mas allá. Es decir, si ellos están orgullosos de haber visto nacer a los Beatles, Mary Poppins o el mismísimo Mrs. Bean, no tienen ningún pudor en utilizar su imagen en un acto tan importante y universal. Para ellos es una satisfacción, mientras que para los españoles, como ejemplo mas cercano, parece que nos da vergüenza mucha de las tradiciones que nuestra cultura tiene arraigada como pueden ser los toros, el flamenco…que muchas veces se asocian a una España casposa y anticuada. En resumen, si nosotros como empresa, no estamos totalmente convencidos de lo que vendemos, ¿como pretendemos que otros lo estén?
Hecha esta pequeña observación, debemos tener claro que muchas veces no sirve simplemente con tener un producto técnicamente muy elaborado o muy competitivo en precio, sino que a la hora de la verdad, en la de convencer al consumidor, se ponen de manifiesto otras variables que influyen mucho. A veces mas de lo que desearíamos. Por tanto ya no basta simplemente con saber fabricar un producto o saber prestar bien un servicio, hay que saber presentarlo, que el consumidor perciba que va acorde con nuestra filosofía de empresa y alineado con sus objetivos, que nosotros mismos confiamos en lo que hacemos y que por supuesto en caso de tener que tomar una decisión para nosotros mismos, sin dudarlo seriamos los primeros en ¨comprarlo¨.
No es el momento de dudar cuales son nuestros valores, no es el momento de desconfiar de nuestros productos y tampoco es el momento de desanimarnos. Es el momento de dar un paso al frente y demostrarle al consumidor que confían en las personas adecuadas.
¿ Alguna vez te has planteado si te da vergüenza algún aspecto de tu empresa?
Francisco Acosta
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